domingo, 4 de diciembre de 2011

Cadena de imitaciones


Desde los principios de la sociedad humana, la misma se ha dividido en sub-grupos más pequeños, conformados normalmente por gente de los mismos gustos, manera de pensar o por cualquier otro tipo de similitud. Paradójicamente, dentro de cada uno de estos sub-grupos podemos hallar personas con personalidades totalmente diferentes entre si. No tienes más que mirar a tu grupo de amigos. Los estereotipos más comunes suelen ser: el tonto, el listo, el friki, el kinki, el pijo, el guarro, el escrupuloso, el tímido con las pibitas, el matador que se las lleva a todas... podría rellenar esta entrada sólo nombres de estereotipos de personas (Mira que catalogamos a la gente...), pero no es ahí donde quiero llegar. Lo que quiero resaltar de todo esto, es un estereotipo, concretamente: El sabiondo.

No me refiero a sabiendo como inteligente (fijaos que "el listo" lo he puesto a parte), me refiero al sabiendo como el típico tío que es un cortalotes y cree que siempre está en lo correcto. Pero oye, no lo estoy criticando (al menos no mucho), reitero que puede estar dentro de tu grupo social igual que en el mío. El tío es muy simpático, pero tiene ese nosequé que piensa que lleva la razón siempre.

Pues una vez tenemos al sujeto en mente, situémoslo en tiempo y lugar. A principios de la revolución industrial, surge algo que nunca se había visto hasta entonces, la clase media. Éste tipo de gente podía costearse ciertos lujos y disponían de algún tiempo libre, por lo que la gente empezó a preocuparse por algo más que traer un plato de comida a la mesa. Debido a ello,comienza el declive de esa cruel y espantosa época en la que a la gente se le discriminaba según su nacimiento, y empieza a surgir la maravillosa y bondadosa época en la que a la gente se le discrimina según el dinero que tenga.

Establecido ya un punto en la línea temporal, imaginaos que nuestro sujeto se haya en cualquier ciudad del mundo y pertenece a esos nuevos privilegiados de clase media. Nuestro amigo el sabiondo, saca a relucir uno de los comportamientos básicos de su naturaleza humana, y con ese nuevo dinero que le sobra en sus bolsillos, decide aparentar que pertenece a una clase social más elevada aún. Desprestigiando sus orígenes humildes realiza un cambio de look, el que provoca un choque a la vista de sus amigos. Los hechos de este peculiar evento suceden de la siguiente manera:

Amigo a: ¿Y esas pintas?
Sabiondo: Es mi ropa nueva. Está guapa.
Amiga b: Bueno eso de guapa es relativo.
Sabiondo: Tú no tienes ni idea. Esta ropa está guapísima. A las pibitas les encantan los tíos bien cuidados. Hoy follo seguro.
Amiga a: ¿En serio?
Sabiondo: ¡Pues claro! Tú inténtalo para que veas.
Amigo b: Quizá tenga razón
Amigo a: Por probar no pasa nada
Sabiondo: ¡Claro que sí! Yo voy contigo y te digo lo que te tienes que comprar para lucir bien.

Así amigos, nuestro protagonista ha plantado la semilla de lo que en un futuro será conocido como la moda, ese movimiento en el que 4 sabiondos le dictan al resto lo que tienen que hacer...