miércoles, 26 de junio de 2013

Crítica a los nombres

Todos conocemos a la típica persona que al parecer, su madre tuvo un parto muy doloroso, y queriendo vengarse de ese niño/a que le ha salido de las entrañas, le ponen nombres como Rigoberto, Anastasio, Ambrosio o Tamarinda. Gente con nombres dolorosos de oír básicamente. Luego hay otros tipos de nombres que son indeseados no por fealdad, sino porque hacen juegos de palabras como Tolomeo, aunque en este caso todavía pueden disimularlo con un diminutivo, Tolo, al igual que otros tipos de nombres feos como Anacleta con Ana, Agustín con Tino (lo siento, Tino), Epifanio con Epi o Penélope con... bueno con éste no funciona la norma.

La cuestión es que la cosa va de nombres en este caso, de nombres feos (porque hacer una entrada quejándome de nombres como Antonio o Jose... pues no sé si haría mucha gracia). Yo sólo tengo una pregunta para los padres de Agapito. ¿Por qué? ¿Qué te ha hecho ese pobre niño que aún no ha pisado el mundo, que no tiene culpa de ningún mal? ¿Es que presienten que será carne de "Hermano Mayor" o algo? Con la de nombres súper comunes y sin ningún tipo de posible burla que hay por ahí como Luis, David, Alejandro, Julio, Ana, Rosa... van esos padres y se esfuerzan en buscar un nombre feo para ponerle a sus hijos. Si realmente una madre siente amor por su hijo, y su marido le quiere bautizar con el nombre de Fulgencio, aborta para evitarle el castigo que tendrá en la vida con ese nombre.

Uno intenta averiguar a veces por qué le han puesto tus suegros Grimanesa a la mujer a la amas (ella cree que lo disimula bien presentándose como Grima "Hola, soy Grima". Tu nombre sí que me da grima, Grima), y muchas veces sueles encontrarte con que no ha sido lapsus mental que le diera al padre a la hora de escribir a su hija en el registro, sino que indagas en su árbol genealógico, y resulta que roda su rama familiar está maldita. Desde tu pareja hasta veintenas de años atrás, las mujeres de la familia de tu mujer se llevan llamando Grimanesa desde que a algún granjero paleto del siglo XIX se le ocurrió empezar la broma.

A los que se personifican con este caso, tengo otra pregunta para ellos (estoy escribiendo muy preguntón hoy) ¿No se dan cuenta de que hay tradiciones que hay que parar antes de que se vayan de las manos? ¿Sigue la gente sacrificando corderos para que los vientos sean favorables en la mar? Claro que no. Eso es de loco perdido de la razón. Pues lo mismo con los nombres. Paremos esta barbarie y creemos una asociación en plan Nombres Sin Fronteras para detener a los padres de Margarito, Patricio y Anacleta. YA.