Me sorprende muchísimo los nuevos inventos de hoy en día. No me refiero a las gilipolleces en plan la Batamanta, los típicos succionadores de cera de oídos o un depilanarices. No, señor. El avance tecnológico absurdo ha existido toda la vida, y mientras sigan habiendo incautos e ingenuidad entre la raza humana, seguirán estando ahí. Me refiero a lo que provocan esos expertos en marketing y comercio que insultan la inteligencia del ciudadano medio (y con razón), reinventando productos ya existentes y vendiéndolos como si de la misma panacea se tratara.
Si queréis que os quede claro de lo que estoy hablando, sólo tenéis que mirar los yogures de vuestra nevera y fijaros en el engañabobos del siglo XXI (todo el mundo pensaba que los informáticos sustituirían a los mecánicos, pero los auténticos estafadores son Danone y competencia). Por cierto, si sois jóvenes estudiantes viviendo fuera de casa es posible que no funcione el experimento.
Podréis encontrar sabores que se pasan la barrera de lo hilarante, y empezarte a preguntar quién demonios compra yogures con sabor pastel de manzana, higo, guaraná y durazno, ciruelas pasas, papaya... (pues en teoría estás mirando tu nevera, o sea que la pregunta de quién los compra tiene fácil solución). Pero lo que más me intriga es sus efectos super positivos y super necesarios en nuestro organismo. Si os fijáis en la publicidad de estos elixires nos prometen desde reducir nuestro colesterol, hasta una vida gastrointestinal sana más absorbente que el papel de baño, sin olvidarnos de reforzar nuestras defensas antes de hacer lo que todo el mundo hace una mañana de invierno lluviosa, tirarse en un sucio charco de barro lleno de malvadas bacterias deseosas de atacarnos (mi día a día). Nos cuentan todo ello usando unas palabras muy muy técnicas de las que no habíamos oído hablar anteriormente en toda nuestra vida, pero que suenen muy científicas, desafiando la ignorancia del televidente incluso. Podemos ver como ejemplo los ya muy famosos Bífidus Activo, Actiregularis, L-casei inmunitas, etc. a los que debemos estar eternamente agradecidos por proporcionarnos una vida sana y energética. ¿Por qué le dieron el premio Nobel de la Paz a Obama pudiendo dárselo a esta gente?
Y la cosa no se queda aquí, porque no sólo nos ayudan a soportar todo nuestro día a día, sino que encima también son 0% grasas, todo pensado para que esa madre de dos hijos, que siempre tienen la fea costumbre de llenarse de mierda la ropa, exitosa contable de una multinacional que la explota, pero aún así, disfruta de su trabajo, y que sigue quedando con sus amigas para charlar cuatro veces por semana en el bar habitual desde que entraron juntas en la "facul", no tenga que perder ni un sólo segundo en ir al gimnasio para recuperar su esbelta y prominente figura. Maravillosos productos ideales para personas que quieren tener tanta materia grasa como materia gris.