Sí, sí, la el ojo no te engaña, soy yo otra vez ¡escribiendo y todo! ¿Quién lo hubiera dicho, eh? Bueno podría hacer un montón de chistes sobre mi décima novena vuelta a la escritura pero prefiero dejaros directamente con el plato principal, las alitas de pollo del McDonald's ( me refiero a la crítica sobre las alitas, no a unas alitas en sí).
Pues resulta que hay una cosa que me provoca inquietud con las alitas de pollo del Mcdonald's, y no me refiero a inquietud intestinal, de eso podría escribir otro día, pero hoy no. El asunto es que esta cadena de "comida" sigue una estrategia de ventas que me parece buenísima, y consiste en poner caro el menú pequeño, pero relativamente barato el grande comparado con el anterior. Lo que te lleva al pensamiento totalmente lógico de "¡No me pienso dejar estafar pagando carísimo un menú pequeño! ¡Compraré el grande gastándome más dinero y me iré dejando a esa multinacional hipermillonaria con un palmo de narices! ja, ja, primos...".
Pero bueno, el tema de la crítica no va tanto por la economía sino por la cantidad, os lo explico a continuación. El menú pequeño de las alitas de pollo viene con cuatro unidades, un número razonable ¿no? Si vas tú solo, comerte cuatro alitas está bien, y si vas con tu pareja, dos para cada uno y punto. Incluso puede ser que vayan cuatro y se repartan una mísera alita de pollo para cada uno, no critico. En resumen, cuatro unidades es un número que está bien pensado, y hasta aquí no hay ninguna queja. Pero el menú grande... en el menú grande vienen once ¡Once! ¡Sin sentido ninguno! ¿A qué se debe que sean exactamente once? ¿Cómo se supone que repartes un número equitativo de alitas entre dos personas? ¿O tres? ¿O cuatro? ¿O cinco? ¿O cualquier número de personas que no sea una única persona que va al McDonald's solo para comerse once alitas, u once amigos que han decidido ser tan ratas de compartir entre todos una caja grande? ¿Es que no se dieron cuenta de que el once era un jodido número primo?
Ya me imagino la de problemas que habrá ocasionado el responsable de que sean exactamente once alitas. La de parejas que han ido buscando simplemente un poco de comida para acompañar una conversación amistosa y empezar a pelearse por esa maldita alita de pollo sobrante. Ella diciendo que si deberías ser caballeroso y dejármela a mí, que si yo soy más grande y necesito comer más, que si serás grande de tamaño pero no de mentalidad porque pareces un poco niñato, que si mimimi, grita chucho que no te escucho, que si cómete tú la puta alita como te comiste el coño de aquella guarra, que si tú siempre con lo mismo, qué rencorosa eres, que si ¡pues no quiero volver a verte!, que si ¡pues si no me quieres ver vete!, que si !Pues me voy!, que si ¡Pues largo!, y luego rompen, el chico llora, se emborracha día tras día y de la pena que siente viene a su blog a desahogarse con las jodidas alitas de pollo del McDonald's que evidentemente tienen toda la culpa. ¡Lo siento, mi amor! ¡Vuelve conmigo, todavía guardo la alita!