Muchos son llamados, pero pocos los elegidos. Siempre que recuerdo el tema que trataremos a continuación, viene a mi cabeza también este famoso dicho. Aplicado al tema sería como que muchos lo intentan, intentan conseguir la perfección de cantidad, calidad y proporción, pero son tanto los errores que uno puede cometer a la hora de llevar a cabo esta tarea que, básicamente, se requiere un gran conocimiento y experiencia para ser uno de los elegidos. Sí, tus "sospechas" están en lo cierto. Como has leído en el título estoy hablando de las bolsas de mix de frutos secos.
La curiosa historia de los frutos secos variados, nos revela que se trata de un arte tan complicado como milenario. Cuenta la leyenda que la mezcla de frutos secos nos llegó gracias a los viajes de Marco Polo a la China, junto con los spaghettis, dónde existía gran cultura de este ancestral piscolabis, pero que debido al gran afán de los italianos de la época de succionar con la boca cosa largas, flácidas y alargadas, el invento quedó a un lado en la época. Posteriormente, un historiador español experto en Marco Polo descubrió un diario del mismo que le revelaría la antigua receta china de la mezcla de frutos secos, y lo ayudaría a montar la mayor cadena de distribución de frutos secos variados del mundo. El nombre de aquel historiador era Ricardo Casas y originó el negocio de Casa Ricardo (cambió el nombre pos cuestión de marketing...). Ricardo pudo crear un gran imperio secofrutil, pero debido a que una de las hojas del diario de Marco Polo estaba arrancada y que como no existían los viajes low cost, viajar a China te salía por un pico, nunca pudo copiar exactamente la receta original china de la mezcla, y ésta se perdió para el mundo occidental para siempre, siempre jamás.
Pero bueno, dejemos la clase de historia que no quiero aburrir, y empecemos con la clase teórica culinaria que seguro que entretiene más. Hemos visto (y a continuación comprobaremos) que encontrar la receta perfecta de mezcla de frutos secos es difícil, pero lo que no es difícil es hacer una buena mezcla de frutos secos si tenemos en cuenta que existen una serie de pecados capitales de los frutos secos que debemos evitar, que aunque respondan a un sentido común basiquérrimo (no existe esta palabra, pero escribo yo y conjugo como me da la gana), parece ser que no todo el mundo tiene buena conexión con sus dendritas para que las neuronas le rulen bien...
El primer consejo es el más importante de todos, y le pondré un título con mensajes subliminales sexuales como "Que en tu boca sin mirar se meta, todo lo que en la mano te quepa". Viene a decir básicamente que las mezclas de frutos secos son para, obviamente, meterte un puñado de frutos secos aleatorios en la boca sin ver qué te estás comiendo. No hace falta inspeccionarlo previamente. Los consumidores confiamos en lo que las empresas nos venden con fe ciega. Si nos comemos golosinas veredes, elásticas, que brillan en la oscuridad cuando las dejamos tres horas al Sol y que luego nos ponen la lengua tricolor ¿por qué íbamos a desconfiar de los frutos secos que son naturales, mirándolos y analizando cada montoncito que nos llevamos a la boca? Pues os diré por qué debéis hacerlo, por los retrasados que añaden pipas a la mezcla.
Que conste que soy fan número uno de Churruca, Pipachic y Pipas G, pero igual que Irene Villa y King África, hay cosas que por respeto, no se pueden mezclar. No me parece nada agradable el estar comiendo frutos secos y que de repente me meta una pipa en la boca. Que rompa la cáscara y se acople inseparablemente al bolo alimenticio formado por comida que sí es comestible. Y tampoco me apetece nada estar separando todas las pipas a un lado y comérmelas después. Para eso me compro un paque de pipas aparte, joder.
Y no me atreveré a nombrar a aquellos que cometen la aberración de añadir pipas de calabaza (que son el hazmereir de las pipas), porque estaría soltando improperios aquí hasta que el mundo se acabara.
Otro consejo fundamental que debéis seguir para triunfar en el mundo secofrutil es: No te salgas de lo básico. O sea, frutos secos, y ya está. Ni fruta, ni galletitas, ni pescaditos salados, ni demás temtempiés servidos al por mayor que sean carne de mesa de cumpleaños infantiles.
Ya por último (porque si no me queda una entrada exageradamente larga) y por ello más importante: Nunca, bajo ningún concepto, en ningún momento, ni debido a la presión social, ni aún siendo torturado, añadas pasas a los frutos secos. Eso. No. Se. Hace. Más de uno sabe ya mi cruzada contra las pasas, y puede llegar a pensar erróneamente que deliro demasiado en mi ligero empeño de exterminar a toda pasa viviente y todos sus defensores, pero ahora mismo esto responde no sólo a mi manía persecutoria, sino también a un motivo de peso que me parece que deben cumplir todos los paquetitos de frutos secos. Deben ser crujientitos.
Y atención que no uso crujientes, sino su diminutivo, crujientitos. Porque crujientes son los celeares, que con cada mordida crujen en tu boca (captain obvious). Los frutos secos deben crujir unicamente de primeras, presentar batalla al principio, pero rendirse fácilmente para transformarse en una papilla gustosa que se deslize por nuestro gaznate fácilmente.Un bolo alimenticio en condiciones. Que no parezca que me estoy comiendo un jodido erizo de mar sin pelar, por favor.
Finalmente, espero que no os haya ayudado nada este escrito, porque, digámoslo directamente, no hace falta tener un cociente intelectual superior al de un chimpancé borracho para saber preparar decentemente esta delicatessen. Vamos, son frutos secos, no hay que cocinar, ni preparar nada. Es jodidamente complicado hacerlo mal.
Buscando tu odio de por vida he de decir que mezclar almendras con pasas está buenísimo.
ResponderEliminarPero también se que no tendrás en cuenta nada que diga alguien a quien le gusta el chocolate con pasas... JAJAJA
Faltó una comparativa! Hay unos cojonudos con sabores del mundo, aunque traen unas bolas de umami con sabor medio estafadores
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