viernes, 2 de mayo de 2014

Crítica Los restaurantes chinos

Sacada de contexto esta imagen se puede malinterpretar
El otro día fui con mi pareja a comer, y decidimos optar por un sitio que nos ofreciera una comida digna de nuestro estatus social. Pensamos en probar alguna exquisitez griega, comida innovadora francesa acompañada de un buen vino, exquisiteces turcas también fueron una fuerte contrincante a la hora de seleccionar donde comer, pero al final acabamos yendo al chino de al lado de su casa. Básicamente porque nos pareció que era mucho más internacional que el resto...

Una vez en el emplazamiento chinil, me sorprendió mucho como todos los chinos tiene una serie de patrones o reglas para poder ser chinos propiamente dichos. O sea, la RAC (Real Academia de Chinos) establecen una serie de condiciones para que un chino pueda darse de alta como restaurante chino con todas las de la ley. No es difícil adverir estas características típicas, hasta rompetechos se daría cuenta de ellas. Pero como yo tengo que escribir algo y vosotros estáis tan jodidamente aburridos que os habéis pasado por mi blog, pues os las pondré aquí.

Características de los chinos, dos puntos:

1º El color rojo.
¿Por qué todos los chinos tienen letreros o fachadas rojas? ¿Es cosa de la bandera de China? ¿Tan patriotas son? Yo no sé el motivo la verdad, pero la RAC lo recoge de la siguiente manera "Todos los restaurantes chinos deben tener al menos un 43,89% del restaurante de color rojo". Me imagino que tendrán la mar de problemas para calcular exactamente ese porcentaje. Supongo que habrá alguna academia de inspectores de hacienda para chinos o algo por el estilo para que se cumpla esta norma. Los "peritos" chinos encargados de asegurarse que se cumpla esta condición deben estar entrenados seriamente en el cálculo de medidas de área y demás. O simplemente llevan a un chino cualquiera, que son la bomba en matemáticas según las series americanas...

2º La familia
Esto es algo de lo más fundamental a la hora de montar un restaurante chino. El chino que dirige el restaurante tiene que tener como mínimo algún hijo, nieto o sobrino para que ande danzando por el restaurante con su correspondiente cudiadora china que será la suegra, cuñada, hermana o cualquier otro miembro de la familia china. Suelen estar aparte en alguna mesa del restaurante mientras los clientes comen tranquilamente, como si estuvieran en su casa... Uno comiendo  con parsimonia y un niño chino gordo ahí haciendo la tarea del colegio o sacándose un moco y pegándolo debajo de la mesa. Esto suele ser un requisito que echa para atrás la apertura de muchos restaurantes chinos, puesto que los chinos solteros o sin la suficiente familia no pueden ver aprobados sus restaurantes chinos por la RAC, al no cumplir esta petición.
Incluso en la serie de Jackie Chan había una niña china siempre tocando los huevos...


3º Dragones chinos.
Si estás en un restaurante chino, tiene que haber dragones chinos. Eso es así, y será así por el fin de los tiempos. No le busques lógica. Restaurantes chinos de mayor categoría tienen también grullas y tigres por ahí pintados o como escultura. Y recuerda, si no tienen dragones chinos, no son los auténticos.

Mooshoo, el dragón que creó Disney y luego el resto de chinos del mundo lo copiaron para su cultura


4º La comida de los chinos.
Es un punto que me hace sospechar. O sea ¿por qué comen comida distinta? ¿No son chinos, ellos? ¿Y no venden acaso comida china? ¿Entonces por qué los chinos no se comen la propia comida china que ellos hacen? Yo siempre que voy les veo comiendo una especie de tallarines raros. Suelo mirarlos de reojo mientras como para ver si de casualidad se están riendo de mí al verme comer lo que me han preparado, o quizá me miran con cara de sospecha. Ardua tarea esta última puesto que con los ojos rayados se me hacen complicado saber cuándo están sospechando y cuando no.Pero bueno, yo puedo conjeturar todo lo que quiera, pero parece ser que los chinos tienen su propio código a la hora de la comida, y hay que quererlos como son.

5º Hablar en chino.
La obviedad resalta sobre lo evidente. Si son chinos, pues tendrán que hablar en chino ¿no? Pero la cosa no acaba ahí. Deben hablar en chino, en tu presencia. Seguramente cuando los clientes se van ellos hablan en español tan ricamente, pero parte de su estrategia de marketing perfecta consiste en hablar en chino para que tú sepas que ellos hablan un idioma que tú no entiendes. ¿Qué estarán diciendo? ¿Por qué nos lo ocultan? Si te acabo de oír hablar español hace un segundo cuando me tomaste nota ¿por qué hablas ahora en chino? Quizá tú pides una de pollo al limón y el tío dice "¡¡Una de rata muerta con restos de ambientador de coche para la cuatro!", nunca lo sabremos. Y otra cosa, hablo de chino porque me imagino que será chino, igual que todos los que leéis esto. Ninguno de nosotros sabe chino, o sea que podrían estar hablando en suajili o mozanbiqueño perfectamente y estar estar engañándonos a todos como primos.

6º Los platos típicos.
Hay tres tipos de platos que los chinos deben tener para ser considerados chinos con todas las de la ley; pollo al limón, cerdo agridulce y arroz tres delicias. Sobre el pollo al limón y el cerdo agridulce no tengo quejas, pero ¿qué pasa con el arroz tres delicias? Cuenta la leyenda que los chinos están explotados y son muy pobres, pero dice mucho del nivel económico de un país que llames delicia al maíz, huevo y los guisantes. Luego hay otros que le añaden jamón también, pero es que ahí ya no es arroz tres delicias, sino cuatro delicias, ya no es lo mismo, y por lo tanto, se sale fuera de la legalidad del restaurante chino.
Poco tiene que ver este chino justo ahora, pero hacía falta una fotillo por aquí que quedaba soso...

7º Las salsas.
En las salsas de los chinos, se puede ver reflejado todo el pensamiento milenario filosófico de los chinos. Sólo las hay de dos tipos, salsa agridulce, y salsa de soja, el yin y el yan de las salsas. Contrarias por sí mismas, no pueden coexistir en un mismo ingrediente pero tampoco pueden ser la una sin la otra. Por ahora ha habido calma entre ellas, pero tarde o temprano la lucha entre salsas tendrá lugar, y se apreciarán desastrosas consecuencias para el mundo de los comensales.

Bueno, tenemos que darles las gracias a los chinos del mundo, no me refiero a los ciudadanos, sino a los restaurantes (bueno, a los ciudadanos chinos que montan los restaurantes también), no sólo por ofrecernos un buen servicio, sino por acercar un poco más a nosotros su milenaria cultura en forma de comida y decorados tan baratos como llamativos. ¡Ay, los maravillosos y simpaticos chinos! Cuanto les debemos ¿eh? Yo por lo pronto les debo la inspiración para haber escrito esta entrada y la cena de ayer, que por muy agradecido que esté, estamos en crisis y tuve que salir por patas. Eso sí, merecen mucho respeto, porque hay que ver lo que corría el chino detrás mía cuando hice el sinpa, que para lo poco que miden se dejan la piel esprintando por cuatro perras que era la comida...

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