Me hayo anonadado ante un suceso que me acaba de ocurrir. Resulta que motivado para escribir decido abrir el Microsoft Word 2007, el que tengo yo de toda la vida (bueno, no toda la vida, desde el 2007, pero me he acostumbrado lo suficiente a él para poder usar esa expresión), y muy amablemente me salta una ventanita en la esquina inferior derecha de la pantalla que me dice algo en plan “¡Actualice su antiguo Microsoft Word 2007 al nuevo Microsoft Word 2010! ¡Es más rápido cómodo y eficiente! ¡ Y es gratuito!”. Convencido ante tales argumentos, decido pinchar y poner al día el software, a ver si los demás programas van a reírse de él por no ir a la moda...
Tras ignorar varia parafernalia de “Si acepto”, “Siguiente” y “He leído y acepto las condiciones del servicio”, al fin estaba a mi alcance el maravilloso Microsoft Office 2010, o eso pensaba yo. Resulta que al abrirlo, me pide el código de activación de producto, a lo que pensé “Tiene que habérseme pasado en las condiciones del servicio, me dijo la ventanita que el producto era gratuito, y dudo que sea víctima de la publicidad engañosa”. Me las apañé para volver al texto donde salían las condiciones del servicio para buscar el código de activación. Lo leí por encima inútilmente puesto que no se encontraba ahí, no guardaba muchas esperanzas de conseguirlo la verdad.
Así, tras rebuscar entre los suburbios de la tan efímera legalidad de internet sin ninguna recompensa, la teoría de la publicidad engañosa estaba ganando peso. Como me sentí muy estafado por Microsoft, decidí contraatacar optando por la piratería y fui a buscar la clave de acceso en internet. No soy un gran informático, aunque domino algunos de los truquillos de búsqueda online, pero los recovecos que posee la red son demasiado amplios y la publicidad pornográfica me despistó lo suficiente como para desestimar la idea tras media hora de intentarlo.
Total, que uno con las cosas de la informática pierde la paciencia rápido, y más aún después de que le engañen como a un chino. Y por ello estoy una vez más derrotado por la vida, escribiendo para desahogarme. La única diferencia es que ahora lo hago en bloc de notas. Puto Microsoft...
Así, tras rebuscar entre los suburbios de la tan efímera legalidad de internet sin ninguna recompensa, la teoría de la publicidad engañosa estaba ganando peso. Como me sentí muy estafado por Microsoft, decidí contraatacar optando por la piratería y fui a buscar la clave de acceso en internet. No soy un gran informático, aunque domino algunos de los truquillos de búsqueda online, pero los recovecos que posee la red son demasiado amplios y la publicidad pornográfica me despistó lo suficiente como para desestimar la idea tras media hora de intentarlo.
Total, que uno con las cosas de la informática pierde la paciencia rápido, y más aún después de que le engañen como a un chino. Y por ello estoy una vez más derrotado por la vida, escribiendo para desahogarme. La única diferencia es que ahora lo hago en bloc de notas. Puto Microsoft...