miércoles, 18 de abril de 2012

Es cuestión de química


Previo al cambio químico

- ¡Dale! ¡Dale! ¡Qué buena! Jajajaja ¡Eres una máquina! Oye, ahora que me acuerdo. Me vi el otro día a Jazmina por la calle ¿cómo te va con ella?

- Supongo que no te has enterado - Dejó el mando de la Playstation en el suelo sin pausar la partida siquiera, síntoma claro de que lo que iba a decir a continuación, sería algo muy importante. Tras unos breves segundos de silencio, dijo con expresión sincera y directa su compañero - Rompimos el otro día. Realmente no sé bien el porqué de nuestra ruptura. Hacía un tiempo que no estábamos muy a gusto desde hace unos meses. Yo la notaba extraña, había algo que la corroía por dentro, pero por más que insistía no parecía querer decirme a que se debía todo aquel silencio que la poseía cada vez que estábamos juntos. Al no obtener respuesta me hizo pensar que quizá se estaba guardando una verdad hiriente, algún problema o disgusto referente a mi, y que no me lo decía para no hacerme daño. Al final acabamos en una de esas reuniones para "hablar" que en la mayoría de los casos acabas discutiendo, y decidimos "darnos un tiempo" para camuflar lo que en verdad pasaba. Ninguno fue tan valiente de decirle a la cara al otro que aquello se trataba de una despedida.

Realmente, todavía sigo sin saber a ciencia cierta el motivo de nuestra separación, y si te soy sincero, tampoco me importa. La echo de menos. No entiendo como pude dejarla irse después de aquella noche. Debí haberla agarrado del brazo, decirle que nada importaba, que los problemas no existían, que mientras nos tuviéramos el uno al otro podríamos seguir siendo felices y superar cualquier obstáculo. Pero no. Tomé la cobarde decisión, impulsado por la ira que me consumía en aquel momento, de mantenerme callado mientras veía su espalda alejarse lentamente calle arriba cada vez más y más. ¿Qué quieres que te diga? Todavía huelo su pelo, veo su cara e imagino que se levanta conmigo desnuda a mi lado una mañana más, con esa expresión angelical que no se me olvidará en lo que me queda de vida. Puedes imaginarte por todo lo que he dicho... que todavía la quiero.

Atónito y sin palabras, su compañero respetó durante unos segundos un profundo silencio hasta que poco a poco volvieron al ritmo normal de sus vidas, no sin antes sentir parte de aquel sufrimiento que en un alarde de sinceridad, había compartido con él.

Posterior al cambio químico

- ¡Dale! ¡Dale! ¡Qué buena! Jajajaja ¡Eres una máquina! Oye, ahora que me acuerdo. Me vi el otro día a Jazmina por la calle ¿cómo te va con ella?

- ¿Jazmina? ¡Ahm! La piba aquella. Ni idea de qué demonios será de ella, rompimos el otro día y la mandé pa' su casa. No me despistes con boberías y atento a la partida a ver si nos van a matar.

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