martes, 11 de diciembre de 2012

Quizá nunca leas esto. Igualmente te lo dedico.

Últimamente me acuesto muy tarde. Es por culpa de que salgo mucho de fiesta y me encanta dormir hasta las cuatro de la tarde si hace falta (ahí, fusionando el dormir con la siesta). Ese placer de estar en la cama sintiendo como el calor te arropa y no hacer nada con tu vida, es lo mejor que hay en el mundo, y si encima te has saltado dos o tres clases, ni te cuento. Pues cuando uno se queda despierto hasta las cuatro, cinco o seis de la mañana, pues tiene que buscar algo en lo que ocupar su tiempo "libre", y la verdad que no sé si es por la nostalgia o lo taciturno que me pone la noche estrellada, que me da por mirar fotos.

Veo fotos de muchos tipos. Básicamente, porque me encanta huronear, como la vecina chismosa del segundo que se asoma por la mirilla el busca del último cotilleo de la pareja de en frente, y la verdad que con el facebook lo hace maravillosamente fácil, tan fácil, que a veces tengo una sensación de saturación sentimental que ya no sé si sentirme bien, mal, melancólico, alegre o yo qué coño sé.

Al contrario que muchos jóvenes a reventar de hormonas (y otros no tan jóvenes), no suelo buscar fotos de mujeres que toman por estudio fotográfico el baño de su casa y adoptan posturas de películas porno, apoyadas contra la pared con el culo en pompa, en plan "Éste es mi culo, sí. Y con esta foto dejo claro que es menos privado de lo que te piensas". Realmente me van más las fotos que ofrecen expresiones y mensajes. La foto de una sonrisa en la playa, de un paseo por un puente o haciendo el idiota con los amigos.

Pero últimamente suelo acabar siempre en el mismo sitio, fisgoneando siempre el mismo facebook. Uno cuyas fotos me encanta. Porque rebosa tanta alegría que sale de la pantalla, te escupe en la cara y acabas pensando "Si la mitad de la gente fuera la mitad de feliz que esa mujer, este jodido mundo sería un lugar mejor". Me parece tan inocentemente feliz, que me motiva a levantarme de la cama a las seis de la mañana, teniendo clase dentro de cuatro espeluznantes horas, a encontrar un poco de inspiración y escribir.

Espero que ningún problema, ni ninguna mal nacido te robe nunca la felicidad que tan naturalmente sabes contagiar.

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