jueves, 20 de octubre de 2011

El mercado de valores

Impulsado por el pequeño científico que llevo dentro os voy a ofrecer un poco de orden, a modo de clasificación, respecto a uno de los sucesos en que todos los hombres y mujeres de esta caótica sociedad estamos involucrados. Se trata de (Uhmm un segundo. Aquí necesito una buena metáfora para que los moderadores de blogger no califiquen el blog como contenido para adultos... vale, ya tengo una) la “venta de fruta”. Sí, querido lector, la “venta de fruta” (vosotros seguidme el juego con esto de las comillas) varía mucho dependiendo de quien la lleve a cabo, existe una diferencia muy importante entre la fruta que venden los hombres y la que venden las mujeres. A continuación os lo explico con un sencillo ranking.
En la cima del mercado de la venta de fruta se encuentran las mujeres, más específicamente las mujeres heterosexuales. Las mujeres heterosexuales venden (a ver, otra metáfora...) “melones” que gozan de una gran aceptación por público. A muchísimos hombres les gustan los melones que venden las mujeres, les parecen muy sabrosos y les encanta comérselos, por lo que a éstas no les falta demanda que requieran sus productos. Pero hay un inconveniente a la hora de la venta, estas vendedoras no ofrecen su mercancía a cualquiera. Podríamos decir que las mujeres heterosexuales son realmente sus peores enemigas, puesto que las limitaciones para alcanzar muchísimas ventas y abarcar así un gran mercado, se las ponen ellas mismas. “Yo es que no le vendo mis melones a la gente con la que no tengo una relación muy íntima”, “Lo siento mi fruta aún no está madura” o “Eres mi mejor amigo, nunca podría venderte nada” son algunas de las frases típicas que nuestras queridas comerciantes ponen para no realizar una venta. Y Luego, claro, pasa lo que pasa, rechazan a todos los clientes interesados y el negocio decae, por lo que acaban pensando “¿Por qué nadie quiere comprar mis melones? ¿Debería operarme los melones acaso para que parezcan más apetecibles?”, cuando realmente la realidad es otra bien distinta. Como dije antes, a la hora de vender fruta, las mujeres heterosexuales son su propio némesis, pero si consiguieran vencerlo, serían las Bill Gates del mercado.
En el siguiente escalafón se encuentra un género totalmente contrario al anterior, el de los hombres homosexuales. Nuestros amigos los gays, conocen los secretos de la venta de su fruta: los plátanos. Son unos regateaadores buenísimos, poseen el descaro y la confianza de un buen vendedor, saben lo que le gusta al cliente y no poseen ese enemigo interno que achaca a las mujeres. El problema erradica en que el mercado al que se enfrentan nuestros amigos, se trata de un mercado un poco escaso, aunque cada vez más en mayor expansión. Es el único problema que tienen los hombres homosexuales a la hora de vender, la relativamente poca cantidad de clientes. Este problema no ha amedrentado a este grupo de grandes competidores, sino que han solventado este inconveniente formando gremios especializados en la venta y consumo de la fruta en cuestión. En estos gremios se reúnen tanto comerciantes, como compradores, y aunque suelen ser frecuentados más bien a horas altas de la noche y madrugada, se realizan muchísimas transacciones de plátanos, algunos dan plátanos, otros los reciben, todo ello de diferentes tipos y formas que prefiero no imaginarme la verdad. Gracias a esta manera que han tenido de solventar sus problemas comerciales, los gays se sitúan en el puesto número dos como grandes magnates que son.
Seguidos no tan de cerca como me gustaría a mi, vemos que el tercer peldaño de este ranking, lo ocupan los hombres heterosexuales. Existe una gran ambivalencia sobre porqué éstos ocupan un puesto tan bajo. Si le preguntas a una mujer, alguna podrá decirte algo como“A la hora de vender, muchas veces quiero que se fijen en mis melones, pero parece que ellos sólo les interesa el marisco, porque insisten mucho en las conchas que guardamos en la parte trasera de nuestros puestos. Algo que sin duda provoca una venta muy poco satisfactoria”. ¡Por favor! ¡Es sin duda un burdo bulo que no hace alusión a la auténtica realidad! Que no es otra que la siguiente. Los hombres que ofrecen sus plátanos a las mujeres, poseen un mercado bastante amplio en lo que a posibilidades se refiere y ofrecen mucho su mercancía (¡algunos lo venden realmente barato creedme!), pero la cuestión, es que engloba comerciantes de lo más variopintos. Existe un grupo de profesionales expertos que venden muchísimos plátanos (grupo en el que me gusta incluirme) y otro tipo de comerciantes que no son grandes vendedores y apenas llegan a fin de mes (grupo en el que realmente estoy incluido). Aunque los hombres intentan siempre conseguir el mayor número de clientas, existe una estrategia de marketing a la que los hombres recurren para garantizarse unas ventas regulares. Se trata de intentar agradar a una sola interesada, y que esta acepte comprar toda la demanda de plátanos que se ofrece. Pero tened cuidado en una cosa, que no os vean intentando vender a otras por ahí ¡las clientas son realmente celosas!
Ya por último (o primero por la cola como dicen algunas personas a las que les encantan las frases hechas), podemos encontrar al género que mayor dificultad tiene a la hora de vender su fruta: las mujeres homosexuales. Nuestras amigas amantes de las tijeras poseen todos los males de los vendedores, no poseen mucho mercado, no poseen tantos gremios como los gays, son negociadoras de muchos tipos y encima, aunque sean lesbianas siguen siendo mujeres, por lo que al igual que sus homólogas heterosexuales, ellas mismas se niegan muchas veces a vender su producto. En este último grupo las mujeres tienden mucho a establecer transacciones de melones con una única clienta, que a su misma vez, tiene la bondad de ofrecerle sus propios melones a cambio Dicho intercambio se realiza mediante un ritual que tienen las mismas para comprobar la calidad de los melones, se tocan los melones, se acarician los melones, lametones a los melones, se pellizcan los melones, estrujamiento de melón contra melón, melones por aquí, melones por allá, melones por todas partes (Bueno paro aquí ya porque tanto pensar en melones provoca que se me vaya la sangre de la cabeza).
Queridos lectores, os he intentando ofrecer mi sabiduría para que comprendáis un poco mejor la situación de la sociedad respecto a la venta de la fruta. Y ya para finalizar, mi consejo a modo de conclusión final es el siguiente: Intercambiad fruta con vuestros congéneres todo lo que podáis, buscad alguien que le guste vuestro plátano o que quiera zamparse vuestros melones (¡no volvamos a los melones que me pierdo!), y si por un casual, en el caso de los hombres, no tenéis a quien vender, siempre podéis pelaros el plátano vosotros mismos.

5 comentarios:

  1. Te ha faltado añadir a las mujeres bisexuales como ganadoras 100% de este ranking ;)

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  2. No me desbarates las teorías azufre!!! xD

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  3. Yo creo que el que ganaría sería el hombre bisexual que está bueno. Ese arrasa!

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  4. Yo diría que los bisexuales en general xD porque si nos ponemos a diferenciar entre los que están buenos, los normalitos y los feuchos mal vamos con la teoría :P

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  5. evidentemente los bisexuales tienen más mercado niño
    Y si ya nos ponemos a especificar entre feuch@s y hermosuras pues la teoría se me cae abajo xD pero esto está hehco a grosso modo

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